miércoles, 3 de febrero de 2016

EL DOMINGO, 7 DE FEBRERO, CELEBRAREMOS EN SANTA ANA LA "JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO"



Como en los últimos años, el domingo más próximo a Ntra. Sra. La Virgen de Lourdes, día propio de esta jornada, celebraremos comunitariamente el Sacramento de la Unción de Enfermos, para todas aquellas personas mayores de 80 años que lo pidan. Será en la Misa delas 12'30.


El Sacramento de la Unción de Enfermos confiere al cristiano una gracia especial para enfrentar las dificultades propias de una enfermedad grave o de la  vejez.

Lo esencial del sacramento consiste en ungir la frente y las manos del enfermo acompañado de una oración litúrgica realizada por el sacerdote,  ministro que puede administrar este sacramento.

La Unción de Enfermos se conocía antes como "Extrema Unción", pues sólo se administraba a punto de morir. Actualmente el sacramento se puede administrar más de una vez, siempre que sea en caso de enfermedad grave.
Este año, el "Día del Enfermo" viene presidido por un slogan sobre  la intercesión  de la Virgen por los enfermos, dice así: "María, icono de la confianza y del acompañamiento" <<Haced lo que Él os diga>> (Jn 2,5). Son palabras del evangelio, que han inspirado en mensaje del Papa Francisco, que entre otras cosas nos dice:
                        " En esta Jornada Mundial del Enfermo podemos pedir a Jesús misericordioso, a través de la intercesión de María, Madre suya y nuestra, que conceda a todos nosotros esta disponibilidad al servicio de los necesitados, y concretamente de nuestros hermanos y de nuestras hermanas enfermas. A veces este servicio puede resultar fatigoso, pesado, pero estamos seguros que el Señor no dejará de transformar nuestro esfuerzo humano en algo divino. También nosotros podemos ser manos, brazos, corazones que ayudan a Dios a realizar sus prodigios, con frecuencia escondidos. También nosotros, sanos o enfermos, podemos ofrecer nuestras fatigas y sufrimientos como el agua que llenó las tinajas en las bodas de Caná y fue transformada en el vino más bueno. Con la ayuda discreta a quien sufre, tal como en la enfermedad, se toma en los propios hombros la cruz de cada día y se sigue al Maestro (cfr Lc 9,23); y aunque el encuentro con el sufrimiento será siempre un misterio, Jesús nos ayudará a revelar su sentido."

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