El Miércoles
de Ceniza marca el comienzo de la Cuaresma y nuestra parroquia lo celebró con
una Eucaristía y con la imposición de la ceniza.
Entre los
actos a celebrar conviene destacar los referentes a la despedida de nuestro
obispo Monseñor D. Ginés García:
-
Misa de
despedida ante la Virgen de las Angustias, Patrona de Guadix, el viernes, 16. febrero
de 2018, a las 20:00 horas.
-
Misa de
despedida oficial de la diócesis de Guadix en la Catedral. El sábado, 17 de febrero a las 11:00
horas. Los sacerdotes, revestidos de blanco, irán en procesión hasta palacio
para recoger a D. Ginés y concelebrar la Eucaristía en la Catedral.
-
Sábado, 24.
Febrero 2018, a las 12:00 h.: Toma de Posesión de la diócesis de Getafe de
Mons. Ginés García.
La Vicaría
General ha organizado un viaje para acompañar a D. Ginés en tan memorable acto.
Las personas interesadas en participar pueden ponerse en contacto con el
obispado en el tel: 958 660800 / 958 660804.
-
En la semana siguiente el Colegio
de Consultores procederá a la elección
del Administrador Diocesano, que hará las veces de Obispo hasta que sea nombrado el nuevo Pastor de la Diócesis
de Guadix.
Por ultimo les invitamos a
leer la carta pastoral que, con motivo de la Cuaresma, ha
escrito D. Ginés
ROMPER LAS AMARRAS QUE IMPIDEN EL ENCUENTRO
Queridos
hermanos y hermanas en el Señor:
La Cuaresma es, un año más, la invitación a
volvernos a Dios que nos llama a emprender el camino que conduce hasta la
Pascua. Es este un camino peculiar, porque al tiempo que avanzamos, Él nos sale
al encuentro, y toma la iniciativa. Cada etapa del camino cuaresmal es ya la
experiencia de la salvación que acontece en la muerte y resurrección del Señor.
En la Cuaresma se respira ya la Pascua.
La prueba más clara de la necesidad de conversión es el enfriamiento del amor.
Cuando el corazón se endurece, y lo sentimos en las palabras, en los
pensamientos, en las intenciones, y hasta en las mismas acciones, entonces
necesitamos poner calor que derrita el hielo del corazón, necesitamos
conversión.
El Papa Francisco ha tomado como tema de su mensaje para Cuaresma de este año
las palabras del evangelio de san Mateo: “Al crecer la maldad se enfriará el
amor en la mayoría” (24,12). En un contexto ya de pasión, de sufrimiento, se
nos advierte sobre los falsos profetas que se aprovechan de las emociones
humanas para esclavizarnos en un mundo de mentiras y de soluciones fáciles e
inmediatas. “Estos estafadores no sólo ofrecen cosas sin valor sino que quitan
lo más valioso, como la dignidad, la libertad y la capacidad de amar”.
Sería, por eso, un buen comienzo para la Cuaresma volver al amor primero,
sentir en nosotros el amor de Dios que nos recrea constantemente, que nos
ofrece la oportunidad de volver a empezar, que borra y olvida todo aquello que
nos avergüenza y nos impide seguir avanzando. La vida nos puede pesar por las
dificultades de camino, por el peso que muchas veces soportamos, pero si
alguien nos anima, nos acompaña y muestra la meta, entonces todo cambia y nace
la esperanza. Por eso, el tiempo de Cuaresma es un tiempo de esperanza, es un
tiempo de renovación de la fe.
Claro que para emprender y seguir el camino cuaresmal que es don, nosotros
necesitamos poner los medios. Tres son los que nos propone la Iglesia: oración,
limosna y ayuno.
La oración. Es el momento de pararnos, centrarnos en nosotros mismos y abrir el
corazón a Dios. Como dice Teresa de Jesús, orar es hablar con el que sabemos
que nos ama. La oración es diálogo de amor. Ante alguien que sabemos que nos
ama nos acercamos con libertad y confianza, nos mostramos como somos, porque
sabemos que no podemos engañarlo, pero además no queremos hacerlo. En la
oración se descubren las mentiras del corazón y buscamos el consuelo que todos
necesitamos y que sólo podemos encontrar en Dios. La oración es camino de
liberación y de entrega. Os invito a orar con la Palabra de Dios.
La limosna. Nos hace pensar en el otro y en sus necesidades, al tiempo que nos
libera de la pretensión de que nosotros y lo nuestro es lo sólo importante. La
limosna reconoce en el otro a un hermano, es un gesto que va más allá de la
beneficencia, es un don fraterno. Hemos de superar esa visión de la limosna
como algo humillante, porque con ella mostramos nuestra superioridad sobre los
demás, sobre los pobres, dándoles lo que nos sobra, las migajas de nuestra
mesa. Dice el Papa en su mensaje: “Cuánto desearía que la limosna se
convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida”. Así, la limosna es la
expresión del compartir, y no sólo lo que tenemos, sino principalmente lo que
somos. Para los cristianos es también un modo privilegiado de expresar la
comunión.
El ayuno. No ayunamos para mostrar nuestra fuerza de voluntad, ni nuestra
capacidad de renuncia. Ayunamos para poner el corazón en lo importante, para
decirnos a nosotros mismos que el centro de nuestra vida ha de estar en Dios,
para desterrar el egoísmo y la violencia que anidan en el corazón humano. Al
mismo tiempo, al ayunar sentimos en nuestra propia carne lo que sienten los
desposeídos de todo, los que carecen de lo indispensable, los que sufren
hambre, marginación o exilio. Cada uno tendrá que pensar de qué ha de ayunar.
“El ayuno nos despierta, nos hace estar más atentos a Dios y al prójimo,
inflama nuestra voluntad de obedecer a Dios, que es el único que sacia nuestra
hambre”, nos recuerda el Papa.
Os invito, queridos hermanos y hermanas, a vivir este tiempo santo de la
Cuaresma mirando al Señor y a su Pascua; que la experiencia de su amor nos
fortalezca para ser sus testigos ante los hombres; que nos acerquemos a su
rostro encarnado en tantos hombres y mujeres que sufren, para darle el consuelo
de la fe y la esperanza.
En el camino cuaresmal nos encontramos con María, la Virgen; que ella nos
acompañe y nos conduzca hasta Cristo, nuestro Bien.
Con mi afecto y bendición.
+ Ginés, Obispo electo de Getafe y AD de Guadix
No hay comentarios:
Publicar un comentario