En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a
Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe,
porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de
muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos
paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría. Cuando los
apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaría había recibido
la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y
oraron por ellos, para que recibieran el Espíritu Santo; pues aún no había
bajado sobre ninguno; estaban solo bautizados en el nombre del Señor Jesús.
Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
Salmo R/. Aclamad al Señor, tierra entera
Aclamad al Señor, tierra entera; tocad en honor de su nombre, cantad himnos
a su gloria. Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/.
Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor, que toquen
para tu nombre. Venid a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de
los hombres. R/.
Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Alegrémonos en
él. Con su poder gobierna eternamente. R/.
Los que teméis a Dios, venid a escuchar, os contaré lo que ha hecho
conmigo. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica ni me retiró su favor. R/.
Segunda lectura: Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 3.
Queridos hermanos:
Glorificad a Cristo el Señor en vuestros corazones, dispuestos siempre para
dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza, pero con
delicadeza y con respeto, teniendo buena conciencia, para que, cuando os
calumnien, queden en ridículo los que atentan contra vuestra buena conducta en Cristo.
Pues es mejor sufrir haciendo el bien, si así lo quiere Dios, que sufrir
haciendo el mal. Porque también Cristo sufrió su pasión, de una vez para
siempre, por los pecados, el justo por los injustos, para conduciros a Dios.
Muerto en la carne pero vivificado en el Espíritu.
Evangelio del día: Lectura del santo evangelio según san Juan 14.
«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.Y yo le pediré al Padre que os
dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El
mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo
conocéis, porque mora con vosotros y está en vosotros. No os dejaré huérfanos,
volveré a vosotros.
Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis,
porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros
en mí y yo en vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me
ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me
manifestaré a él».
Comentario bíblico de Fray
Miguel de Burgos Núñez - (1944-2019)
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