viernes, 10 de abril de 2020

Sobre el Evangelio de San Juan


La lectura de la Pasión que se proclama esta tarde en los “oficios” es del Evangelio de San Juan: 18,1 -19,42. El texto que se os ha mandado es más breve. Como tenéis tiempo podéis leer en su integridad la Pasión completa, en vuestra Biblia, alternándose varios lectores de la familia. Os doy alguna clave de este texto en el que San Juan tomará citas del Antiguo Testamento, para decirnos que se ha cumplido en Jesús todo lo que se anunció de Él.

 Como no me puedo extender seré muy breve. Jesús sale de la cena con la determinación de dar la vida: “Nadie me la quita, yo la entrego por decisión propia”. La narración comienza y termina en un Huerto, lugar de vida y fecundidad. Lugar donde el grano va a caer y morir para dar mucho fruto. El letrero De la Cruz indicaba la causa de la muerte: Los enemigos de Jesús se niegan a reconocerlo como Mesías y quieren impedir que sea reconocido como Rey

El letrero estaba escrito en tres lenguas. Sentido universal de su muerte, como ya había dicho: “Cuando sea levantado de la tierra, tirare de todos hacia mi”  (12,32). Este carácter de la universalidad de la muerte de Jesús cuenta con el símbolo de la división del manto en cuatro partes, aludiendo a los cuatro puntos cardinales, la tierra entera. Desde ahora, en cualquier lugar del mundo se reconocerá a los discípulos como a los herederos de un crucificado, que se distinguen como El  por la práctica del servicio al hombre hasta dar la vida.     

Jesús llama a su madre con el apelativo “Mujer”, como lo había hecho en las bodas de Cana. La HORA que le había anunciado en aquella ocasión, ha llegado ya. Es ahora cuando Él va a dar el vino del Espíritu: El amor de Jesús que va a brotar de su costado en forma de sangre y agua, el vino que alegre la boda nueva y definitiva.

San Juan, al decirnos que los soldados eludieron quebrar las piernas a Jesús, ve el cumplimiento de la Escritura, que mandaba que al cordero pascual no se le quebrase ningún hueso. Jesús es el nuevo cordero De Dios que quita el pescado del mundo. Y es como el Cordero alimento de quienes se unan al éxodo de Jesús. Serán discípulos suyos los que coman la carne de este cordero y beban su sangre, identificados con el amor de Jesús.

Vuestro párroco,

Juan Sáez.

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