La lectura de la Pasión que se
proclama esta tarde en los “oficios” es del Evangelio de San Juan: 18,1 -19,42.
El texto que se os ha mandado es más breve. Como tenéis tiempo podéis leer en
su integridad la Pasión completa, en vuestra Biblia, alternándose varios
lectores de la familia. Os doy alguna clave de este texto en el que San Juan
tomará citas del Antiguo Testamento, para decirnos que se ha cumplido en Jesús
todo lo que se anunció de Él.
Como no me puedo extender seré muy breve. Jesús
sale de la cena con la determinación de dar la vida: “Nadie me la quita, yo la
entrego por decisión propia”. La narración comienza y termina en un Huerto,
lugar de vida y fecundidad. Lugar donde el grano va a caer y morir para dar
mucho fruto. El letrero De la Cruz indicaba la causa de la muerte: Los enemigos
de Jesús se niegan a reconocerlo como Mesías y quieren impedir que sea
reconocido como Rey
El letrero estaba escrito en tres
lenguas. Sentido universal de su muerte, como ya había dicho: “Cuando sea
levantado de la tierra, tirare de todos hacia mi” (12,32). Este carácter de la universalidad de
la muerte de Jesús cuenta con el símbolo de la división del manto en cuatro
partes, aludiendo a los cuatro puntos cardinales, la tierra entera. Desde
ahora, en cualquier lugar del mundo se reconocerá a los discípulos como a los
herederos de un crucificado, que se distinguen como El por la práctica del servicio al hombre hasta
dar la vida.
Jesús llama a su madre con el
apelativo “Mujer”, como lo había hecho en las bodas de Cana. La HORA que le
había anunciado en aquella ocasión, ha llegado ya. Es ahora cuando Él va a dar
el vino del Espíritu: El amor de Jesús que va a brotar de su costado en forma
de sangre y agua, el vino que alegre la boda nueva y definitiva.
San Juan, al decirnos que los
soldados eludieron quebrar las piernas a Jesús, ve el cumplimiento de la
Escritura, que mandaba que al cordero pascual no se le quebrase ningún hueso.
Jesús es el nuevo cordero De Dios que quita el pescado del mundo. Y es como el
Cordero alimento de quienes se unan al éxodo de Jesús. Serán discípulos suyos
los que coman la carne de este cordero y beban su sangre, identificados con el
amor de Jesús.
Vuestro párroco,
Juan Sáez.
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